Con una serie de vuelos que partieron de California hasta la base de operaciones situada en el Estado de Virginia, la NASA ha puesto sobre el terreno varios drones con los que emprender la misión HS3 (Hurricane and Severe Storm Sentinel) que, además, ha terminado siendo la primera vez que los drones de la clase Global Hawk han volado por la Costa Este de Estados Unidos.
El Northrop Grumman RQ-4 Global Hawk, que es el nombre completo del avión no tripulado, es un UAV para tareas de vigilancia que se utiliza tanto en la Fuerza Aérea como en la Marina de Estados Unidos, la Fuerza Aérea de Alemania y la NASA y, aunque tiene cierto parecido con el Predator, no es un avión concebido para el combate o para portar armas (aunque eso no quiere decir que no vaya equipado con múltiples sensores).
Estos drones tienen unas 28 horas de autonomía de vuelo y pueden volar a grandes altitudes (unos 18 kilómetros de altura) por lo que pueden pasar por encima de tormentas y huracanes, ofreciendo datos de gran valor para los científicos y meteorólogos sobre cómo se forma un huracán o cómo cambia su intensidad (lo cual han estado haciendo mientras sobrevolaban el Huracán Leslie), mientras los pilotos están cómodamente en tierra desde las bases de la Fuerza Aérea en Wallops (Virginia) o en Edwards (California).
¿Y qué tipo de datos se pueden obtener en estos vuelos? La NASA ha dividido los sistemas de medida en dos lotes, instalando uno de estos lotes en cada avión. Por ahora sólo ha volado uno de los drones (que entró en servicio el 7 de septiembre) que se ha dedicado a tomar muestras de las condiciones ambientales alrededor de los huracanes y, en el plazo de dos semanas, el segundo avión estará de condiciones de observar el interior de los huracanes y localizar la formación de tormentas. Además, ambos aviones pueden medir la velocidad del viento, la temperatura exterior, la humedad y el vapor de agua de la superficie de la zona más baja de la estratosfera.
La NASA tiene intención de cubrir ambas costas de Estados Unidos con los drones y, de hecho, seguirá con estos vuelos de observación durante las temporadas de huracanes de 2013 y 2014 y, para ello, cuenta con el apoyo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, otras agencias federales y algunas Universidades y centros de investigación del país.
Afortunadamente, no siempre los drones tienen aplicaciones bélicas y también pueden contribuir a la investigación científica.
Imágenes: NASA
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