lunes, 8 de abril de 2013
¡Alerta! Facebook Home podría “robarle” su individualidad e infantilizar sus pensamientos
“Facebook puede modificar nuestro cerebro”. Así de contundente se muestra Susan Greenfield, profesora de neurociencias en la Universidad de Oxford, en un artículo publicado recientemente en el diario británico The Telegraph. De acuerdo con Greenfield, la famosa red social nos hace renunciar no sólo a parte de nuestra propia individualidad sino que contribuye además a la “infantilización” de nuestros pensamientos.
Especialmente peligrosa para el cerebro humano es, según Greenfield, la nueva aplicación Facebook Home, la app con la que la tradicional página de inicio de los smartphones Android pasa a estar “colonizada” por las actualizaciones y últimas noticias de la red social de Mark Zuckerberg.
A simple vista Facebook Home parece una aplicación de lo más inofensiva. Gracias a ella, el usuario puede conocer de manera instantánea qué amigos han publicado comentarios y subido fotografías a Facebook. Sin embargo, este conocimiento instantáneo esconde un peligro: que alimenta aún más nuestra obsesión por vigilar la vida de otras personas y simultáneamente por reafirmar a cada momento nuestra propia existencia en la “reina” de las redes sociales. ¿El resultado? Que nuestra individualidad puede quedar seriamente dañada, advierte Greenfield.
¿El motivo? Estar permanentemente expuesto a la vida de los otros nos fuerza a crear y dirigir una “supervida” digital y nos hace relegar a un segundo plano la protección de nuestra esfera privada. Es decir, nuestro cerebro se “reprograma” para que nuestra vida privada ceda cada vez más terreno en favor de nuestra vida pública.
“El cerebro humano es superior al de otras especies porque tiene la facultad única de adaptarse al entorno, es decir, es de alguna manera moldeable. Y en un entorno cada vez más digital, estamos permanentemente en alerta para conocer lo que hacen nuestros amigos y estar al tanto de sus opiniones. Esto cambia inevitablemente nuestra manera de pensar y nuestra actitud hacia muchas cosas”, apunta Greenfield.
Y el cambio tiene consecuencias fatales para nuestro cerebro. Nuestra manera de pensar se vuelve más infantil, siempre dependiente del comportamiento y los pensamientos de los demás. Reaccionamos en lugar de actuar. Nos definimos a nosotros mismos por los clics al botón “me gusta” y las respuestas que reciben nuestros posts en Facebook. A todo ello se une que no nos tomamos el tiempo suficiente para reflexionar a nivel interno sobre determinadas cosas sino que nos dejamos llevar por la opinión de las masas. Nuestras experiencias son sólo emocionantes e interesantes sin nuestros amigos digitales también así lo juzgan, señala la experta en neurociencias.
Todo ello esconce una ironía. Que aunque contemplamos nuestra esfera privada como una especie de “tesoro”, en las redes sociales renunciamos por completo a ser parte de la sociedad. ¿Para qué? Para coleccionar clics en el botón “me gusta”, publicar fotografías y compartir recuerdos y deseos. En las redes sociales preferimos contestar lo más rápido posible a un post que tomarnos tiempo para reflexionar y escribir lo que realmente nos ha parecido ese post, indica Greenfield.
¿Estamos renunciando realmente a nuestra humanidad por culpa de Facebook?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario