sábado, 31 de marzo de 2012

La industria de los videojuegos se esta tornando estúpida


Ayer, en medio de la nada, Kotaku mostró detalles de lo que podría ser la sucesora del Playstation 3, llamado hasta el momento Orbis. Además de seguir con la nueva costumbre en Sony de usar nombres en latín para sus productos (¡hola Vita!), se dieron a conocer otros datos que son bastante interesantes.
El primero es la aparición de un CPU (x64) y GPU (Southern Islands) de AMD, que se rumora tendrá la capacidad de desplegar una imagen de hasta 4096×1260 de resolución -algo inútil a menos que tengas algún televisor o monitor de estos-, podrá desplegar 3D en FullHD, no tendrá compatibilidad con software de PS3  y se espera que salga para Navidad del 2013. A pesar de que estos son rumores, cae perfectamente con lo que nos podríamos imaginar que sería una consola de nueva generación; sin embargo, hay un dato que causa mucha polémica: la manera en que Orbis “resuelve” el asunto de los juegos usados.
Según el reporte, cuando tu compras un juego, este se tiene que dar de alta a tu cuenta de Playstation Network y la consola necesita estar conectada al internet al momento de iniciar el software. Además, en caso que decidas vender tu disco, la teoría es que el nuevo usuario tendría un acceso limitado a lo que hay en él, puesto que ya estaría ligado a una consola anteriormente. ¿La solución? Pagar una cantidad para desbloquear todo el contenido, la -estúpida- respuesta a casi todo en esta generación.
Si bien la próxima consola de Microsoft -Durango- podría tener una restricción parecida, lo que hay que destacar aquí es que la guerra contra los juegos usados se esta tornando ridícula y esta sacando lo peor de las compañías actuales de videojuegos. El argumento es, según los desarrolladores, que una venta de juego usado es una venta nueva menos, que por “lógico” que pueda sonar, es pura basura. Si alguien tiene la intención de comprar un juego nuevo lo hace el día de su salida, no espera a que pasen meses y toda la euforia alrededor se haya apagado -sobre todo en los que cuentan con multiplayer online- sólo por ahorrar un poco. La verdadera función del mercado usado es la de descubrir juegos que no pudiste disfrutar en su momento y muchas veces, introducir nuevos consumidores a la industria; el problema en esto es que también interfiere con el nuevo modelo de negocios de vender títulos viejos de manera digital; el objetivo es seguir ganando aún después de haber vendido.



Y en este apartado la estrella es el DLC o contenido descargable. Para los que no estén familiarizados, el DLC es una manera de vender contenido extra para los juegos y tomar ventaja de los discos duros en las consolas actuales. El punto era alargar la vida del software y recuperar lo invertido en crear contenido que muchas veces se quedaba fuera del disco final por cuestiones de espacio y tiempo; sin embargo, a últimas fechas su uso se ha vuelto demasiado abusivo. Basta con ver a Capcom, que se ha vuelto famosa por vender aparte todo lo que ocasionalmente venía en el juego final -como personajes y trajes-, llegando incluso a vender el final de los juegos por separado (te veo a ti, Asura’s Wrath).
Bioware, por su lado, tiene un plan de DLC para Mass Effect 3 tan enorme que comprarlo cuesta más de 800 dls y Activision se ha hecho de renombre por vender mapas para Call of Duty a un cuarto del costo del disco; dicen que se venden porque cuesta hacerlos, pero si tomamos en cuenta que sólo el Modern Warfare hizo un billón de dólares en ganancias en sus primeros 15 días, esto no es más que un pretexto.
Se podrá argumentar que nadie obliga a comprar el contenido descargable y tienen razón, pero eso no desaparece el hecho de que mucho de lo que se vende debería ya estar incluido en la copia del juego que compraste (y muchas veces viene, pero hay que desbloquearlo pagando, claro); y ni siquiera tocaré el tema de los online passes, otra tonta práctica actual.
Si bien aún esta por verse si Orbis y Durango realmente vendrán con candados para evitar el juego usado, es necesario que no despojemos el sentido de pertenencia aún más de lo que la distribución digital lo hace y mucho menos, cuando se trata de la decisión de que hacer con lo que pagaste. Es claro que prácticas como el DLC seguirán con mucho más auge en las nuevas consolas (porque un montón de personas lo están consumiendo), sólo espero que las compañías se den cuenta que lo que queremos es algo que realmente aumente la experiencia y las horas de juego; necesitamos más cosas como Minerva’s Den y menos Horse Armors. La distribución digital y el contenido extra son dos de las grandes cosas que nos brindaron las consolas actuales, por favor evitemos que se conviertan en una pesada carga en el futuro para los que gustamos de los videojuegos.

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