El Futuro de la Privacidad: Somos nuestros datos »

1968. Andy Warhol pronunció aquella famosa frase: “En el futuro, todo el mundo será famoso durante 15 minutos” y Marshall MacLuhan acuñó el término de “Aldea Global” para describir las consecuencias de la comunicación inmediata a escala global.
1969. El pie de Neil Armstrong llegó a la luna dando un pequeño paso para él, pero un gran paso para una humanidad con más de 600 millones de personas conectadas por primera vez en tiempo real por una retransmisión de ondas electromagnéticas.
1971. Ray Tomlinson envió el primer correo electrónico en una red de la que formaban parte 23 computadoras y 42 años después, unos 3.000 millones de usuarios ya utilizan las redes sociales y se envian unos 144.000 millones de correos al día.
Hoy, vivimos ya inmersos en una inmensa red global de interconexiones sociales digitales y de datos que crece exponencialmente a través del desarrollo de dispositivos cada vez más inteligentes, invisibles, pequeños y portátiles que vuelcan toda nuestra información privada en una “nube” de servidores que no sabemos exactamente dónde están, pero que determinan totalmente nuestra realidad en la red.
En la concepción espacio-temporal clásica del mundo, asociamos nuestra identidad a nuestro cuerpo físico y a sus proyecciones en forma de imágenes, textos o palabras o en la memoria de los demás en un cierto momento en el tiempo. Por ejemplo, lo que básicamente entendemos todavía como nuestro “yo social”, es la imagen que hemos visto reflejada esta mañana en el espejo sumada al resultado del recuerdo de las imágenes, textos, palabras y sensaciones que tenemos de nosotros mismos y que creemos que hemos provocado en los demás hasta ese momento. Culturalmente, todavía nuestra percepción de la realidad está dominada por el paradigma de nuestra existencia biológica y por lo tanto, interpretamos nuestra realidad digital de ese mismo modelo de pensamiento, que en cierta manera, nos impide ser realmente conscientes de nosotros mismos en un nuevo entorno híbrido entre lo físico y lo tecnológico.
En mi opinión, el futuro de la Privacidad pasa por el simple hecho de que nosostros mismos empecemos a aceptarnos y a entendernos también como entidades digitales que son, evolucionan y se desarrollan en una nueva dimensión atemporal y multiespacial conformada por datos.
Es como si en el espejo en el que nos reflejamos cada mañana pudiéramos visualizar a modo de la película “Matrix”, también todos esos “pedacitos” de nosotros mismos que hemos ido dejando a lo largo de toda nuestra experiencia digital diaria en la red y pudieramos preguntarnos: “¿Dónde está ahora este o aquel pedacito de mi?”